Revista Peruana de Derecho Internacional
Tomo LXX Mayo-Agosto 2020 N° 165, pp. 121-139. ISSN: 2663-0222
Recepción: 30/05/2020 Aceptación: 07/07/2020
productivas y de valor más diversificadas y con mayor valor agregado que fortalezca la
competitividad de la región. Desde los organismos internacionales y foros de discusión se
señala los siguientes temas, identificados como puntos de intersección, donde coinciden los
esfuerzos de los tres espacios de integración: acumulación de origen, facilitación de comercio,
coherencia regulatoria, pymes, facilitación de comercio, inversión, innovación, ventanillas
únicas de comercio y promoción comercial; sin dejar de lado, la agenda pendiente de
integración física.
Por otro lado, en marzo de 2019, se dejó de lado a UNASUR, con la creación de PROSUR
(Foro para el Progreso de América del Sur), implementada por Chile y Colombia,
principalmente. Se ha dicho que UNASUR ha sido un instrumento chavista para impulsar el
socialismo del siglo XXI. Sin embargo, es heredera de la Comunidad Sudamericana de
Naciones, lanzada en el Cuzco en su momento. Esta fue propuesta por el Presidente Cardoso,
como parte de la estrategia brasilera de consolidar no solo Mercosur, sino Sudamérica como
parte de su proyección externa.
Esta política continuó con diferentes gobiernos. Era un proceso de integración con autonomía
de la superpotencia, que buscaba una articulación con los BRICS, la cooperación sur-sur y la
construcción de un mundo multipolar. Pese a sus limitaciones, permitió la coexistencia de
procesos tan diversos como el ALBA y Alianza del Pacífico, consideramos errores de los
primeros contribuyeron a precipitar la crisis. Se debería desideologizar el debate sobre la
integración regional y su convergencia. El camino sería retomar las propuestas mencionadas
anteriormente, y buscar acercamientos entre la CAN, Alianza del Pacífico y Mercosur, para
avanzar por lo menos a nivel sudamericano. Serìa una convergencia bloque a bloque, ante la
imposibilidad de hacerlo desde un organismo que incluya a todos (por la crisis de UNASUR
que PROSUR no ha permitido superar).
En febrero de 2018, el Parlamento Andino, en el marco de su periodo ordinario de sesiones,
aprobó la Recomendación N° 345: “Para avanzar hacia la convergencia sudamericana de los
procesos de integración CAN, UNASUR, MERCOSUR y la Alianza del Pacífico”. Este
instrumento propone a los países andinos avanzar en la convergencia y la diversidad,
sumándose a las labores y esfuerzos que se vienen promoviendo en los diferentes foros de
integración y sus puntos de intersección, siendo estratégicos para fortalecer la articulación
productiva y la competitividad de nuestros países, así como la integración sudamericana.
Hoy más que nunca esa tarea está pendiente, ya que la reconfiguración del escenario mundial
con la pandemia, dará más peso a la regionalización, en un mundo globalizado.
No hay condiciones para seguir con la misma estrategia de exportación de materias primas, y
de inserción al inicio de las cadenas productivas globales. Se necesita construir nuevos motores
de crecimiento, redefiniendo nuestro rol y participación en la economía mundial.
Podemos retomar una agenda de integración flexible, más allá de la coyuntura, buscando
complementación productiva entre nuestros países, cadenas regionales de valor, esfuerzos de
infraestructura conjuntos, facilitación de comercio, cooperación científica, servicios no
tradicionales, industrias culturales, economía azul, energías renovables, bioeconomía,
avanzando hacia una diversificación productiva que permita uso intensivo de capital humano y
conocimientos que nos permitan una mejor inserción en la economía mundial (BID, 2020b;
CEPAL, 2020a; CEPAL, 2020b).