REVISTA PERUANA DE DERECHO INTERNACIONAL
ISSN: 0035-0370 / ISSN-e: 2663-0222
Tomo LXXI. Enero-Abril 2021, N°167, pp. 201-204.
Recepción: 05/03/2023. Aceptación: 16/04/2023.
DOI: https://doi.org/10.38180/rpdi.v0i0.181
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
De la Reza, Germán. Nuestro Cónsul en Lima. Diplomacia Estadounidense durante el Congreso anfictiónico de Panamá y Tacubaya. (1824-1828). Universidad Autónoma Metropolitana; Bonilla Artigas Editores, 2020; pp.186.
Años atrás el escritor mexicano, Germán de la Reza, junto con su equipo, se tomó el trabajo de estudiar principalmente el fajo de las más de 206 páginas del denominado “Documento 167” del Departamento de Estado de los Estados Unidos. En esta compilación hay 70 cartas y 65 anexos del primer cónsul de EEUU en Perú, William Tudor Jr.
Él nace en Boston (EEUU) un 28 de enero de 1779, se nos describe como gracias a sus estudios y sobre todo sus contactos logra ascender social y políticamente. Es por lo que el 9 de diciembre de 1823, John Quincy Adams secretario de Estado de James Monroe1, lo nombra cónsul en el Perú, a su arribo, el primero de abril de 1824, comunica al Departamento de Estado que aparentemente el reducto realista tenía más fuerza y presencia; esto no le incomodaba pues como sugiere el libro tenía ciertas tendencias pro- realistas; sin embargo, con la entrada triunfal de Simón Bolívar a Lima luego de la Batalla de Ayacucho, Tudor presenta de inmediato sus credenciales al ministro de Relaciones Exteriores de este. Sus vínculos con opositores a Bolívar y a la facción realista le generaban impases con el gobierno del Libertador, quien incluso declaró estar “muy insatisfecho con el caballero designado por los Estados Unidos como cónsul general, por haber insistido tanto en ser recibido y acreditado por un arrinconado virrey español” (De la Reza, 2020, p.34)
En 1826 es vencido el reducto realista que estaba presente en el Callo, sin mucho ánimo informa esto al Departamento de Estado; después el cónsul buscó congraciarse con quien ostentaba el poder, es por lo que a Bolívar le regala un certificado de la Sociedad del Monumento de la batalla de Bunker Hill.2
Al contrario del formalismo, la percepción que el libro supone Tudor sentía por Bolívar no es positiva, tanto así que en la en la misiva enviada el 17 de mayo de 1826 comunica muy indignado que halló información relevante sobre los planes futuros de Bolívar sobre el Perú, este escribe que la violenta disolución del Congreso es un deliberado ataque a la democracia. Otro de los motivos de su indignación, es el plan de unión de Colombia, Perú y Bolivia. El 26 de enero de 1827, en Lima, estalla una revuelta que trae como consecuencia la convocatoria a elecciones; es así como el Consejo de gobierno que administra el país apoyado en el prestigio del Libertador es derrocado. Para estas elecciones Tudor manifiesta su preferencia por Luna Pizarro en la dirección del Congreso y de José de La Mar a la presidencia del país (Tudor escribía que este tenía una “entusiasta admiración” sobre la Unión Americana); esto con clara intención de que el Departamento de Estado se congracie con ellos y rechace todo apoyo sobre Bolívar. Continuando son sus carteas sigue con su evidente rechazo sobre el Libertador, “no menciona a Bolívar por su nombre, sino que apela a epítetos insultantes y llega a sugerir el magnicidio”. (De la Reza, 2020, p.49)
Un punto por resaltar es su posición sobre los proyectos iniciados por Bolívar, en síntesis, nunca apoyó ninguno. Sobre el Congreso de Panamá3, que se llevó acabo en 1826, escribía que la “ambición de Bolívar puede frustrar la utilidad del Congreso del cual es autor, y cuya idea aumentó justamente su reputación y sus medidas habrían sido más provechosas si no hubieran favorecido su ambición personal.” (De la Reza, 2020, p.61)
Pero la repulsión sobre Bolívar y su proyecto no solo queda en cartas y acusaciones. Para esto se debe mencionar el encuentro entre Tudor, Luna Pizarro y De la Mar en Palacio de Gobierno en donde conversaron sobre el asunto de Tacubaya 4, pues se solicitaba al Perú enviar a un delegado para que explique la posición del nuevo gobierno; al finalizar la reunión se le anuncia a Tudor comunicar que los tratados no serán ratificados y que se enviará a un ministro para que declare la secesión del Congreso. Finalmente, no se envía a nadie y se redacta el segundo artículo de la Constitución de 1828, en donde se subraya que se prohíbe la unión o confederación del Perú con países que “se opongan a su independencia”, con esto se refiere a Colombia. Ante la salida del encargado de negocios de Brasil, Condy Raguet, el secretario H. Clay5, nombra a Tudor como reemplazo. Llegó a Brasil en junio de 1828, las indicaciones de parte del secretario de Estado eran la de mejorar las relaciones con el Imperio, defender los reclamos de estadunidenses en este país, y, además, le pide concluir un tratado comercial entre ambas naciones. Tudor con habilidad logró todo lo anterior. Dos años después de su llegada, contrajo la fiebre amarilla y falleció en la capital brasileña el 9 de marzo de 1830.
Es interesante como el libro aborda la animadversión que tuvo el primer cónsul estadounidense sobre Simón Bolívar y sus proyectos, pero esta hostilidad no habría sido producto de la casualidad, ni injustificada, al contrario, una conclusión a la que se llega es que fueron órdenes que recibió oralmente antes de su llegada el Perú y que todo esto en realidad estuvo enmarcado en una estrategia del gobierno americano para evitar que surja una unión confederal que les pueda hacer frente y quitarle terreno en la esfera de las relaciones internacionales. Es por ello por lo que en sus informes y cartas siempre se cuestionaba duramente cualquier acción de Bolívar, pues sabían que era un personaje importante con capacidad de movilización. Sin embargo, habría que subrayar que este trabajo estratégico del Departamento de Estado no habría sido posible sin el apoyo que las élites hispanoamericanas brindaron, quienes bajo sus intereses individuales o colectivos, fueron acicate perfecto para consolidar el rechazo a los diversos objetivos que tenía Bolívar, independientemente si estos eran buenos o malos.
En la actualidad, y desde hace décadas atrás, estas ideas de unidad latinoamericana han tomado fuerza, esto se ve expresado en la conformación de organizaciones o alianzas surgidas, como, por ejemplo, la Comunidad
Andina de Naciones (CAN), la Alianza del Pacífico, el MERCOSUR, la UNASUR, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), la CELAC, etc. Ya que como se ha revisado, la atomización de los nacientes Estados y su débil unión, permitieron que los americanos logren, entre otras cosas, controlar en beneficio suyo las consecuencias de la guerra de independencia, ya sea a través de acuerdos comerciales desventajosos o con intervenciones sutiles sobre la política de cada gobierno que le genere conflicto. Es importante resaltar lo significativo de esta obra pues en menos de 6 meses cumpliremos 200 años de independencia y valgan verdades, se le tendrá que reconocer el apoyo brindado por el Libertador a esta causa. Sin duda una obra muy sistematizada, producto de un arduo trabajo de investigación que vale la pena leer para comprender la táctica diplomática y geopolítica que Estados Unidos desarrolló sobre noveles Estados hispanoamericanos.
Anderson Rodríguez Chávez*
* Estudiante de la UNMSM. Director Académico del Club ONU San Marcos. Practicante de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional y Subcoordinador de la Comisión Académica del V Macrocoloquio de estudiantes de Ciencia Política (2020).