Revista Peruana de Derecho Internacional
Tomo LXXI Mayo-Agosto 2021 N° 168, pp. 233-243. ISSN: 2663-0222
Recepción: 30/05/2021 Aceptación: 07/07/2021
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algunos gobiernos, socavaron la unidad y el consenso, principalmente en UNASUR. La
corrupción, luego, profundizó la situación y ocasionó cambios de gobierno.
Progresivamente las divergencias se hicieron más abiertas entre los países miembros
del ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos) y los gobiernos restantes, lo que
ocasionó finalmente el retiro de varios y la paralización de facto del mecanismo y la
integración sudamericana.
Sin embargo y en medio de este creciente escenario, Roncagliolo y sus colegas andinos
consiguieron impulsar el proceso de integración sub regional iniciando una amplia
reingeniería de la Comunidad Andina, uno de los acuerdos de libre comercio e integración
más antiguos y valiosos de la región. Esta se encontraba muy afectada por las fuertes
divergencias de años anteriores entre Perú y Colombia por una parte y Bolivia y Ecuador
por la otra, respecto de la negociación de los acuerdos de libre comercio con terceros, lo
que frustró el objetivo central de avanzar en una integración holística similar a la de Unión
Europea, limitándola a una zona de libre comercio.
Del mismo, en este periodo, se concretó, pese a las dudas que se habían generado tras la
victoria de Humala, el nacimiento de la Alianza del Pacífico, con la negociación y firma
del Acuerdo Marco y el inicio de las negociaciones de fondo para la posterior adopción
del Protocolo que estableció, entre otros, la desgravación arancelaria progresiva hasta un
96% de universo de los cuatro países, la libre circulación de capitales e inversiones, la
creación de un programa de becas en universidades de los cuatro países y la eliminación
de la exigencia de visas de turismo y el ingreso de más de medio centenar de países
observadores, entre ellos el Uruguay. Estas negociaciones se desarrollaron en un ámbito
despojado de consideraciones ideológicas. Precisamente el ingreso del gobierno del
Uruguay, alentado por el canciller peruano, como país observador testimonió tal
voluntad, frente a la calificación que terceros hacían de la Alianza como una experiencia
únicamente libre cambista, de regionalismo abierto y de una supuesta injerencia directa
de Estados Unidos.
En medio de este contexto, en el que las diferencias ideológicas tendían a prevalecer y a
exacerbar posiciones, convencido de la necesidad y beneficios de la integración regional,
el canciller Roncagliolo continúo proponiendo iniciativas para acercar en lo posible a la
Alianza del Pacífico con los otros mecanismos de integración y cooperación de la región,
buscando levantar la impresión de que aquella representaba un proceso confrontacional
con el MERCOSUR y el ALBA. Resultado concreto de este esfuerzo fue la realización
de la primera y única reunión de los jefes de los organismos de integración y cooperación
sudamericanos que se realizó en Santiago de Chile en el año 2012, a iniciativa peruana,
con la participación de los directivos de la ALADI, UNASUR, COMUNIDAD ANDINA,
LA ALIANZA DEL PACÍFICO Y MERCOSUR. Lamentablemente esta iniciativa no
tuvo continuidad por dificultades y desconfianza de algunos sectores del MERCOSUR,
pero testimonió la voluntad de la diplomacia peruana de examinar, conjuntamente, las
posibilidades de una convergencia de estos procesos y de levantar apreciaciones más bien
confrontacionales.
Merece igualmente recordarse que la reunión en la que se constituyó la Alianza, en
Atacama, Chile, estuvo a punto de frustrarse por la delicada situación diplomática que se