Revista Peruana de Derecho Internacional
Tomo LXXI Setiembre-Diciembre 2021 N° 169, pp. 221-225. ISSN: 2663-0222
Recepción: 30/09/2021 Aceptación: 07/11/2021
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Villegas Delgado, César. (2020). Bioseguridad, Bioterrorismo, y Derechos Humanos en
Derecho Internacional Contemporáneo. Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 244
páginas.
Tras haberse decretado formalmente, el 30 de enero del 2020, una “Emergencia de Salud
Pública de Importancia Internacional” (ESPII) por parte de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) tras haberse propagado una neumonía atípica causada por un nuevo
coronavirus, la vida de millones de seres humanos ha cambiado para siempre.
Desafortunadamente, a mayo de 2021, han fallecido casi tres millones y medio de
personas y ciento sesenta y ocho millones más se habrían infectado, la economía mundial
se ha desplomado a niveles insospechados, las personas que viven en los países menos
desarrollados han sido las más afectadas, principalmente porque sus sistemas e
infraestructuras de salud pública han demostrado ser extremadamente frágiles, cuando no
inexistentes, a la hora de hacer frente a la pandemia. Actualmente, nos encontramos
haciendo frente a la cuarta ola de contagios en el mundo, a pesar de que la comunidad
científica mundial ha conseguido, en tiempo récord, desarrollar la vacuna contra el Covid-
19, lo cierto es que tenemos un reto mayúsculo por delante para logar que la misma sea
de acceso universal, de tal forma que logremos la tan ansiada inmunidad de grupo a escala
mundial para poder vencer a la enfermedad. Hasta en tanto ese momento no llegue, la
población mundial seguirá sometida a fuertes restricciones de sus derechos y su libertad,
tenemos por delante un año muy complicado, e incluso una vez vencido el virus el mundo
pospandémico no volverá a ser igual, nuestra vida habrá cambiado para siempre a causa
de esta enfermedad.
Episodios como los que hemos tenido que padecer este fatídico periodo 2020-2021
pueden volver a surgir de la nada, en cualquier otro momento y en cualquier otra parte
del mundo pues, como bien se ha reconocido por parte de la comunidad científica, la
propagación de nuevas enfermedades, sobre todo las zoonóticas, está siendo cada vez más
habitual ¿acaso tendrá que ver con la degradación medioambiental del planeta? Muy
probablemente así sea y, en este caso, la intervención del ser humano puede llegar a ser
determinante en dicho proceso. Ahora bien, ¿sería posible que la propagación de un nuevo
virus igual o peor que el del Covid-19 no fuera natural sino intencional? Como posibilidad
existe, desde luego.
Como es sabido, el empleo de enfermedades como arma ha sido un recurso ampliamente
utilizado por el hombre a lo largo de la Historia, de hecho, se sospecha que alguna de las
siete plagas de Egipto, descritas en el Antiguo Testamento, no fue otra cosa que el ántrax,
zoonosis que acabó con gran parte del ganado y diezmó a la población. Los romanos, por
ejemplo, arrojaban cadáveres en los pozos con la intención de contaminar el agua y forzar
el traslado de la población de una determinada zona. En el año de 1346, durante el asedio
de Kaffa, los tártaros sufrieron un brote de peste en sus campamentos y decidieron
deshacerse de los cadáveres infectados lanzándolos mediante catapultas en la ciudad
sitiada con el objeto de infectar a los defensores genoveses y conseguir su capitulación.
Ahora bien, y a pesar de que la amenaza del terrorismo biológico sería más antigua de lo
que parece, lo cierto es que el temor y la preocupación de los gobiernos occidentales ante
la posibilidad de un ataque bioterrorista, sobre todo por parte de entidades no estatales,
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Tomo LXXI Setiembre-Diciembre 2021 N° 169, pp. 221-225. ISSN: 2663-0222
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habría cobrado una inusual importancia en estas últimas dos décadas, las primeras del
Siglo XXI.
Cabe recordar, en este sentido, que pocas semanas después de los atentados del 11 de
septiembre de 2001 en los Estados Unidos, el redactor de un periódico de Florida se
convertía en la primera víctima de los ataques perpetrados con ántrax que aterrorizaron a
la sociedad norteamericana mediante cartas, enviadas a distintas personas relacionadas
con los medios de comunicación y la política
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. Una ola de miedo recorrió Washington, lo
que llevó a muchas personas a tomar antibióticos para el caso de que hubiesen podido
estar expuestos a dicho agente.
Pese a que éste no sería el primer intento de utilizar agentes biológicos o químicos, por
parte de una organización terrorista para perpetrar sus atentados
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, lo cierto fue que la
continuidad de ambos hechos y la sensación de vulnerabilidad creada, aumentaron
considerablemente el miedo a un ataque biológico. Temor que habría generado demandas
de información de las sociedades a sus Estados y que habrían provocado en éstos, y en
determinados foros internacionales, la necesidad de rediseñar las hasta entonces
insuficientes medidas de prevención, contención y reacción frente a la amenaza que
supondría la utilización de agentes biológicos con fines terroristas
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.
En los albores de este nuevo milenio, y en el contexto de esta realidad compleja,
comenzarían a generarse entre la opinión pública y entre la comunidad científica algunas
corrientes de pensamiento que se cuestionan hasta qué punto y en qué medida la amenaza
del terrorismo biológico constituiría un peligro real para la humanidad o si, por el
contrario, se trataría, más bien, de un simple relato de ciencia ficción. Sea como fuere, lo
cierto es que la pandemia del Covid-19 nos ha hecho tomar conciencia de los efectos
devastadores que la utilización de agentes patógenos, como los coronavirus, puede llegar
a tener en nuestra vida cotidiana, su efecto desestabilizador para la economía y el
comercio mundial, los riesgos y amenazas para la seguridad tanto de los Estados como de
los individuos y para el disfrute de los derechos humanos. En este convulso panorama
internacional, la obra del profesor Villegas Delgado resulta altamente sugerente. En dicha
obra, el autor analiza los retos y desafíos que el mantenimiento de la bioseguridad y la
lucha contra el bioterrorismo impondrían a la comunidad internacional de Estados en su
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El dos de octubre de 2001, Robert Steven llegó por su propio pie a urgencias del centro médico JKK en
Florida, pese a estar confuso y con fiebre. Acababa de regresar de un viaje de vacaciones por Carolina del
Norte. Poco tiempo después Larry Bush, del departamento de enfermedades infecciosas, a petición de
emergencias, examinaba a un hombre en estado de coma y entrevistaba a su mujer que esperaba a pie de
cama. Roberts, editor del diario “Sun” de Miami, se convirtió en la primera víctima del ataque
bioterrorista de ántrax que se inició el 18 de septiembre de 2001 y que utilizó el servicio postal de los
Estados Unidos para difundir esporas a varias oficinas de medios de comunicación, a hogares y a sedes
gubernamentales. El resultado fue un total de 22 personas infectadas, de las cuales cinco murieron.
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En marzo de 1995, por ejemplo, la secta de la Verdad Suprema atentó en el metro de Tokio empleando
gas sarín, causando 11 víctimas mortales y cerca de cinco mil afectados.
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Pocas semanas después de que se registrara la ola de atentados terroristas con ántrax en los Estados
Unidos, el diario El País publicaba una noticia bajo el siguiente titular “La UE admite su incapacidad para
hacer frente al bioterrorismo”. En ella, se mencionaba expresamente que “nadie sabe hoy en la Unión
Europea cuántos almacenes de sustancias sensibles existen en el continente, de qué vacunas se dispone,
cuántos equipos de contaminación hay o mo reaccionar coordinadamente ante la posible aparición de
un foco. Lo que saben todos los expertos consultados es que cualquier caso que se produzca puede
hundir en sólo unos días sectores económicos enteros o paralizar la actividad de toda una gran ciudad en
caso de afectar a la distribución de agua, incluso aunque el número de víctimas pueda ser bajo”. En este
sentido, véase: https://elpais.com/diario/2001/10/28/internacional/1004220005_850215.html.
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conjunto, abordando, por un lado, el estudio de los nuevos riesgos y amenazas para la
bioseguridad provenientes del bioterrorismo, así como la precisión, por otro lado, de los
límites jurídicos que deben contener la legítima reacción de los Estados frente a los
hipotéticos actos de terrorismo biológico.
La obra está dividida en cinco capítulos. En el primero, el profesor Villegas Delgado
centra su atención en algunas precisiones conceptuales que girarían en torno a las
nociones clave de bioseguridad, bioterrorismo, riesgos y amenazas, así como a la
concepción de la dignidad intrínseca del ser humano y su carácter de piedra angular que
limita la legítima reacción de todo Estado frente a la amenaza del terrorismo biológico.
En el segundo, analiza la interrelación que existe entre bioseguridad, salud pública y
seguridad humana, constatando que dichos objetivos comunes para todos los Estados
miembros de la comunidad internacional son transversales e interdependientes y que su
promoción se refuerza mutuamente.
Dentro del tercer capítulo, el autor aborda el estudio del bioterrorismo como una amenaza
real para la salud de los seres vivos en general y la seguridad tanto humana como
pública estatal a escala global. De igual forma, examina la reacción que en el plano
normativo e institucional habría dado la comunidad internacional tanto en el plano
universal Sistema de las Naciones Unidas como en el ámbito regional
particularmente, en el seno de la Unión Europea.
En el capítulo cuarto, el autor explora el marco jurídico internacional que se ha venido
desarrollando en las últimas décadas para luchar contra el terrorismo biológico. Marco
jurídico que habría girado en torno a la idea de la progresiva prohibición del desarrollo,
posesión y uso de armas biológicas por parte de entidades estatales. Particularmente, se
pregunta hasta qué punto y en qué medida dicho marco jurídico sería eficaz para luchar
contra entidades terroristas no estatales, cuya amenaza constituye actualmente el
verdadero foco de preocupación en el seno de la comunidad internacional, llegando a la
conclusión de que dicho marco jurídico tendría algunas luces, pero lo que lo definiría, sin
lugar a dudas, serían sus sombras.
Por último, dentro del capítulo quinto, el profesor Villegas Delgado se refiere a los límites
que el Derecho internacional, en conexión con la protección internacional de los derechos
humanos y el estado de Derecho, impone a la legítima reacción de todo Estado que haya
padecido, o pueda padecer, algún acto de violencia terrorista en el que se vea implicado
el uso intencional de microorganismos, toxinas, material genético o sustancias derivadas
de organismos vivos para producir muerte o enfermedad en humanos, animales o plantas.
Entre dichos límites, destacaríamos el cumplimiento escrupuloso de la legalidad, tanto
interna como internacional, así como el respeto irrestricto del núcleo duro de los derechos
humanos inderogables y absolutos, que se impone a todo Estado sin su consentimiento y
aún en contra de su voluntad para garantizar, a su vez, el respeto de la dignidad intrínseca
de todo ser humano.
Estamos ante una monografía del mayor interés por varios motivos: se trata de un tema
de máxima actualidad y escasamente tratado desde el Derecho internacional
contemporáneo pese a sus relevantes repercusiones en múltiples sectores de este
ordenamiento: los derechos humanos, el medio ambiente, la seguridad internacional,
entre otras. Es un trabajo bien planteado en su estructura, en la que se evidencia un interés
por parte de su autor por plantear cuestiones más que soluciones, lo cual es plenamente
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coherente con el título y la filosofía subyacente a todo este estudio: sin voluntad política,
poco puede hacer el Derecho internacional ante los nuevos y emergentes problemas
globales. En este sentido, el Profesor Villegas Delgado presenta unas conclusiones
creíbles y acordes con el análisis previamente desarrollado en toda la monografía. En
resumen, Bioseguridad, Bioterrorismo, y Derechos Humanos en Derecho
Internacional Contemporáneo es un trabajo muy bien elaborado, que aborda en
profundidad un tema novedoso y relevante para nuestra disciplina de estudios y que, por
ello, merece ser parte de cualquier biblioteca que albergue fondos para el estudio del
Derecho internacional y de las Relaciones Internacionales.
Daniel García San José
Universidad de Sevilla, España, ORCID ID: http://orcid.org/0000-0003-1288-9655, dagarcia@us.es