REVISTA PERUANA DE DERECHO INTERNACIONAL
ISSN: 0035-0370 / ISSN-e: 2663-0222
Tomo LXXV, enero-abril, 2025 N° 179, pp. 201-205.
DOI: https://doi.org/10.38180/rpdi.v75i179.867
Oscar Maúrtua de Romaña
A 25 años de su prematura partida, la Sociedad Peruana de Derecho Internacional rinde un fraternal y solemne homenaje póstumo al Embajador Alberto Eduardo Tamayo Barrios, distinguido diplomático cuya trayectoria ejemplar ha enriquecido significativamente el Servicio Exterior peruano. Nació en Lima el 22 de septiembre de 1944 y falleció en El Cairo, el 18 de junio del año 2000. Su respetable familia estuvo conformada por sus padres Don Alberto Tamayo de la Flor y Doña Carmela Barrios Tamayo. El Embajador Tamayo Barrios recibió una educación integral en el prestigioso Colegio Champagnat, donde sentó las bases de su futura carrera diplomática.
Su formación superior refleja una búsqueda constante de conocimiento, fue un estudioso de la historia y las relaciones internacionales. Cursó estudios de Letras en la Pontificia Universidad Católica del Perú (1962-1964), y posteriormente Derecho, iniciando en la misma casa de estudios y completando su formación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, alma mater que contribuyó significativamente a su comprensión del derecho internacional.
El 16 de mayo de 1965 marcó a los 21 años el inicio de su compromiso con el Servicio Exterior al ingresar al Ministerio de Relaciones Exteriores como empleado administrativo. Su dedicación y aptitud excepcional se manifestaron en su destacado paso por la Academia Diplomática del Perú, donde se graduó en 1968 como parte de la prestigiosa promoción "Embajador Enrique González Ditoni", sustentando la tesis “Política migratoria e inmigración china en el Perú 1849-1941", publicada en 1969.
Su búsqueda de la excelencia profesional lo llevó a obtener una sólida formación especializada que incluyó: estudios avanzados en derecho internacional público en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, perfeccionamiento en áreas críticas como finanzas públicas, integración y balanza de pagos, capacitación en criptografía diplomática en el ministerio de Relaciones Exteriores, formación en conservación y restauración del patrimonio cultural, y, participación en el programa para diplomáticos latinoamericanos en la “School of Advanced International Studies de Johns Hopkins University” de Washington D.C.
El Embajador Tamayo Barrios personificó las más altas virtudes del Servicio Diplomático: integridad profesional, dedicación al servicio público y un profundo entendimiento de las relaciones internacionales. Su carrera se distinguió por una constante búsqueda del perfeccionamiento académico y profesional, que complementó con una sensibilidad particular hacia la conservación del patrimonio cultural y una visión integral de la diplomacia peruana y latinoamericana.
Su trayectoria en el servicio diplomático refleja una progresión constante y meritoria, iniciando como Tercer Secretario en 1969 y ascendiendo sistemáticamente hasta alcanzar el rango de Embajador en 1995. En cada etapa de su carrera, desde Segundo Secretario (1973) hasta Ministro (1988), demostró una dedicación excepcional y un profundo entendimiento de las relaciones internacionales, con énfasis en el aspecto cultural.
Sus asignaciones diplomáticas lo llevaron a representar al Perú en diversos países estratégicos. Como Tercer Secretario en Venezuela, Segundo Secretario en Estados Unidos, y Consejero en Japón, contribuyó significativamente al fortalecimiento de las relaciones bilaterales. Su gestión en la Embajada de Perú en Grecia culminó con su nombramiento como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en 1993, y posteriormente, en 1997, como Embajador en la República Árabe de Egipto.
En el ámbito cultural, su contribución fue especialmente notable. Como Director del Patrimonio Cultural y posteriormente Director General de Relaciones Culturales Internacionales (1989), desde donde impulsó significativamente la protección y promoción del patrimonio cultural peruano. Su gestión como Director de la Dirección de Defensa del Patrimonio Cultural evidencia su compromiso con la preservación de la identidad cultural nacional.
El servicio público del Embajador Tamayo Barrios se distinguió también por su labor en organismos internacionales, destacando su rol como Jefe del Departamento de Naciones Unidas en la Dirección de Organismos y Conferencias Internacionales, donde demostró su capacidad para gestionar complejas relaciones multilaterales.
Su legado perdurará como ejemplo de excelencia diplomática, integridad profesional y sentido de pertenencia al servicio diplomático. Su destacada carrera fue reconocida internacionalmente con importantes condecoraciones, incluyendo la Orden Libertador de Venezuela en 1974 y la prestigiosa Orden del Sol Naciente de Japón en 1986, junto con la distinción de Rayos de Oro en Cinta al Cuello, Comendador, también otorgada por el gobierno japonés. Estos reconocimientos testimonian el impacto de su labor diplomática a nivel internacional.
Adicionalemte, merece destacarse su compromiso con la numismática, ciencia auxiliar de la historia a la que dedicó tiempo y esfuerzo, así como su constante labor en la adquisición y preservación de su invaluable colección de medallas, ámbito en el que se especializó con genuino entusiasmo y una voluntad desinteresada. Su pasión por esta disciplina no solo enriqueció su acervo personal, sino que también fomentó el conocimiento y la apreciación de la numismática como un medio para enlazar hechos históricos que perduran y nos ilustran sobre acontecimientos nacionales y mundiales. Por ello, en este homenaje también recogemos la adhesión y solidaridad de la Sociedad Numismática del Perú, institución a la que perteneció nuestro homenajeado, entrañable, amigo y colega.
Asimismo, su pasión por el arte y la cultura lo llevó a reunir la valiosa Colección Tamayo, un conjunto de alrededor de 200 piezas de arte japonés, cuidadosamente seleccionadas durante su estancia en Japón entre 1980 y 1986. Esta serie, que incluye destacadas porcelanas de los estilos Imari, Arita, Nabeshima y Kakiemon, entre otros, fue generosamente donada al Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), donde hoy forma parte de los Tesoros de dicha casa de estudios, preservando su legado y promoviendo el estudio del arte y la tradición japonesa.
Es menester resaltar que fue mentor y ejemplo para generaciones de diplomáticos peruanos, quienes encontraron en él una fuente de inspiración y sabiduría por su calidad humana, sabiduría y su buen juicio con sindéresis. El ejemplo del Embajador Tamayo Barrios inspira a quienes se dedican al servicio exterior y al estudio del derecho diplomático, recordándonos siempre que la diplomacia es un arte que combina conocimiento, sensibilidad y un compromiso inquebrantable con el bien común.
La Sociedad Peruana de Derecho Internacional reconoce en el Embajador Tamayo Barrios a un diplomático que encarnó los más altos valores del servicio exterior peruano, dejando una huella indeleble en la diplomacia nacional por su ponderación, nobleza y promoción de la cultura. Su vida ejemplar, así como su noble y reconocida serenidad seguirán inspirando a las futuras generaciones de diplomáticos peruanos, además de su proverbial caballerosidad.

Alberto Eduardo Tamayo Barrios
(1944-2000)
Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores