REVISTA PERUANA DE DERECHO INTERNACIONAL

ISSN: 0035-0370 / ISSN-e: 2663-0222

Tomo LXXV, enero-abril, 2025 N° 179, pp. 207-212.

DOI: https://doi.org/10.38180/rpdi.v75i179.868

 

Homenajes

 

Vicente Cerro Cebrián (1909-1971)

Oscar Maúrtua de Romaña[1]

 

Vicente Cerro Cebrián se consolidó como un firme defensor de los intereses de su país y como un ser humano íntegro a lo largo de su destacada trayectoria consagrada a la defensa de los intereses del Perú. Su vida estuvo marcada por un profundo respeto hacia el servicio público y los valores de la cooperación internacional, particularmente por la integración andina. Nació en Lima, Perú, el 22 de enero de 1909, fue hijo de Miguel F. Cerro e Isabel Cebrián. Su vida estuvo acompañada de su esposa, Ofelia Moral, quien le brindó su apoyo y compañerismo durante muchos años, hasta su fallecimiento en 1971, y por sus dos hijas, María Isabel Cerro y María Ofelia Cerro. La familia Cerro Cebrián fue el pilar fundamental que sostuvo al embajador en su carrera profesional y en sus arduos años de servicio.

El ingreso de Vicente Cerro Cebrián al Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú fue en agosto de 1932 a los 23 años. Un momento que marcó el inicio de una trayectoria de más de cuatro décadas de contribución al Perú. Durante su carrera diplomática, ascendió con firmeza dentro del escalafón, desde su nombramiento como Tercer Secretario en 1935, hasta llegar al rango de Embajador en 1955. Su labor se extendió por diferentes países, reflejando su capacidad para adaptarse a distintos contextos internacionales y su habilidad para forjar acuerdos que beneficiaron a la nación peruana. Vicente Cerro Cebrián ocupó importantes posiciones en diversas embajadas y misiones diplomáticas, consolidándose como un actor importante y carismático en las relaciones internacionales de Perú.

Su ascendente carrera diplomática es un testimonio de su dedicación al fortalecimiento de la imagen y la presencia internacional del Perú, su amada patria. Con su trabajo, contribuyó a la elaboración de tratados, la resolución de conflictos y el establecimiento de relaciones amigables con naciones de América Latina y Europa, consolidando el Perú como un país respetado en la arena internacional.

Su primer viaje al extranjero prestando servicios al Perú fue como Secretario de Segunda Clase en la legación de Perú en España. En la década de 1930, se desempeñó en diversas embajadas y legaciones, lo que le permitió consolidarse como un profesional íntegro y con una profunda visión internacional. En 1935, fue designado como Secretario de Tercera Clase en la Embajada del Perú en Chile, donde, en 1936, también ocupó el cargo de Tercer Secretario en la misma sede. Ese mismo año, asumió el cargo en la legación de Paraguay, un periodo que reflejó su capacidad para adaptarse a contextos extranjeros cambiantes y para representar con destreza los intereses de Perú.

En 1941, se trasladó a la legación del Perú en Guatemala y en 1942 fue promovido a Primer Secretario y encargado de negocios a.i. en El Salvador. Este fue un momento clave en su carrera, ya que asumió la responsabilidad de dirigir las relaciones diplomáticas en una región marcada por su complejidad política y económica. En 1944, fue destinado como Primer Secretario a las legaciones en Nicaragua y Guatemala, y en 1945, su experiencia y liderazgo lo llevaron a ser Primer Secretario de la Legación en Haití, así como Director del Departamento Comercial. Asimismo, fue designado Primer Secretario de la Embajada en Bolivia. En 1946, se encargó del Departamento de Comercio Exterior de la Dirección de Asuntos Comerciales en Torre Tagle, un puesto que consolidó su posición como un experto en las relaciones económicas internacionales.

En 1947, fue promovido a Encargado de Negocios y continuó desempeñándose como Director del Departamento de Comercio Exterior, demostrando un enfoque integral en la diplomacia, que combinaba tanto las cuestiones políticas como las comerciales. En 1949, alcanzó el rango de Ministro Plenipotenciario y fue nombrado Ministro Consejero de la Embajada del Perú en Italia, una asignación que lo marcó, así como su consolidación en la alta diplomacia internacional.

Durante la década de 1950, Vicente Cerro Cebrián se destacó aún más como diplomático. En 1952, fue designado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perú en Costa Rica, y en 1955, recibió el reconocimiento de ser elevado a la categoría de Embajador. Fue nombrado Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Perú en Costa Rica, y en 1957, se trasladó a Bolivia para continuar la misma. En 1958, concluyó sus funciones como Embajador en Bolivia y fue designado Representante del Perú en la Comisión Mixta Peruano-Boliviana, confirmando su reputación como un diplomático experimentado y confiable. Al año siguiente, en 1959, fue nombrado Embajador Director de la Dirección Económica y Comercial de la Cancillería, un cargo que lo posicionó como un referente en las relaciones comerciales internacionales.

En 1962, fue nombrado Director de Asuntos Económicos y Comerciales, y en 1964, fue designado Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Perú en Uruguay. En 1967, fue trasladado a Lima para prestar servicios en el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde fue nombrado Asesor para Asuntos de Integración, participando activamente en dichos procesos regionales.

Finalmente, en la década de 1970, Vicente Cerro Cebrián alcanzó el pináculo de su carrera diplomática. En 1969, fue nombrado Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Perú en Italia. Posteriormente asumió nuevamente como Asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores, una distinción a su vasto conocimiento y solvente experiencia.

Su participación en diversas comisiones y trabajos especiales lo posicionaron como un actor clave en el ámbito diplomático. En 1948, fue miembro de la Comisión Especial de la IX Conferencia Interamericana en Bogotá, una cita crucial para las relaciones interamericanas en ese periodo. En 1951, se destacó como delegado a la Conferencia Internacional de Migraciones en Nápoles, una conferencia de vital importancia para el desarrollo de políticas migratorias a nivel global. En 1953, su papel como Embajador Extraordinario en misión especial a la transmisión del mando supremo en Costa Rica, subraya su capacidad para desempeñar funciones diplomáticas en situaciones de relevancia política y transiciones gubernamentales. Durante 1958, su labor como Representante del Perú ante la Comisión Mixta Peruano-Boliviana fue preponderante para la resolución de temas bilaterales entre ambos países, mientras que también fue miembro de la Comisión Peruana que negociaría el Convenio Comercial con el Gobierno Argentino.

En 1959, fue designado para integrar la Comisión Peruana en la Operación Panamericana, y desempeñó un papel fundamental en reuniones sobre la Zona de Libre Comercio celebradas en Lima, así como en la Segunda Reunión del Comité de Comercio en Panamá. A través de estas comisiones, el embajador Cerro Cebrián contribuyó al fortalecimiento de los vínculos económicos y comerciales en América Latina, apoyando el desarrollo de acuerdos que beneficiaron a la región en su conjunto. Su intervención en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) también fue fundamental para la integración de Perú en los esfuerzos regionales de desarrollo económico.

Vicente Cerro Cebrián, además, fue Presidente de la Delegación del Perú en la Cuarta Conferencia Ordinaria de la ALALC. Su experiencia y diplomacia le permitió gestionar y negociar importantes acuerdos en un contexto de creciente globalización y desafíos económicos para la región. El reconocimiento de su gestión se extiende a menciones especiales como la otorgada por el Comité de Productores de Azúcar, que destacó sus esfuerzos en favor de los intereses de los productores en América Latina. 

Entre sus condecoraciones más destacadas, se encuentran la Gran Cruz de la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos y la Gran Cruz de la Orden El Sol del Perú, reconocimientos que honran su dedicación y compromiso con la patria. En el ámbito internacional, recibió la Gran Oficial de la Orden al Mérito de la República de Italia, testimonio del respeto y aprecio que le tributaron las naciones con las que interactuó a lo largo de su carrera. Estas condecoraciones no solo reflejan su destacada labor como diplomático, sino también su habilidad para forjar relaciones que trascendieron fronteras y promovieron el diálogo y la cooperación internacional.

Tuve el honor de trabajar con el embajador Vicente Cerro Cebrián en 1965, cuando se llevaron a cabo en Bogotá sendas reuniones de los presidentes andinos, que culminaron en la creación de la Comunidad Andina el 23 de agosto de ese mismo año. Este proceso fue impulsado por iniciativa del presidente de Chile, Eduardo Frei Montalva, quien convocó la reunión preliminar de presidentes. En esa ocasión, el presidente peruano, Fernando Belaúnde Terry, no asistió personalmente, sino que designó a Guillermo Hoyos Osores, un experimentado diplomático, hábil político y excelente negociador, quien lo representó en la preparación de dicha reunión presidencial. También se hizo presente el mandatario peruano a través de Fernando Leopoldo Enrique Schwalb López-Aldana, ex canciller y presidente del BCR en la segunda ocasión. Se conformaron las respectivas Delegaciones Oficiales del Perú, con la participación del embajador , José de la Puente Radbill, Director de Asuntos Económicos de la Cancillería, y Tulio de Andrea, Presidente del Banco de la Nación y el embajador Vicente Cerro Cebrián, entre otros, quien con su inteligencia y sagacidad, asesoró de manera efectiva al representante personal del presidente Belaúnde. Cabe señalar que el presidente cuidó asistir a estas Cumbres Presidenciales, tanto a la previa, como a la de los Mandatarios, debido a su prudente preocupación de que se pudieran poner sobre la mesa temas relacionados con reclamaciones limítrofes con algunos de los países fronterizos. Mi participación se limitó a hacer de asistente del Dr. Hoyos Osores y de Fernando Schwalb López-Aldana

En su legado se incluye una Condecoración Póstuma, la Medalla de la Libertad, presea que otorga el Gobierno Regional de La Libertad a personas e instituciones que destacan por su trayectoria o aportes a la comunidad. Asimismo, su participación en el Tratado de Montevideo y en la segunda reunión del Consejo de Ministros de ALALC en Paraguay, destacan su constante involucramiento en los procesos de integración regional.

Vicente Cerro Cebrián fue un hombre excepcional cuya labor trascendió fronteras y cuyas decisiones y gestiones diplomáticas continúan siendo un referente, dejando una huella imborrable en la historia de la diplomacia peruana e internacional. Su capacidad de negociar, su conocimiento y su integridad son un testimonio de su plena dedicación y compromiso al servicio del Perú, latinoamérica y del mundo.

 

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Vicente Cerro Cebrián

(1909-1971)

Fuente: UN Photo/SZ

 



[1] Diplomático y jurista.